El algodón de las nubes
recibe alegre mi vuelo.
Subo, subo, toco el cielo
Y mi fuerza eleva al hombre.
Mi sueño brilla a lo lejos,
ese dorado y gran orbe,
Me llama y no me resisto
su calor me llena y quema,
mis alas sin compasión,
se derriten con su cera.
No llego a tocar mi anhelo
no puedo salvar mi vida,
y en la muerte al fin te tengo,
no fue una mala partida.
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